lunes, 22 de agosto de 2011
miércoles, 10 de agosto de 2011
Sobre la politización de la sociedad y la despolitización de los políticos
Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre la supuesta politización de la sociedad. Se ha llegado a afirmar incluso que la "juventud politizada contemporanea" es asimilable a la de los gobiernos del mismísimo Perón.
Mucho se ha hablado también sobre la utilidad de las redes sociales en manos de los políticos para persuadir a los votantes. Rápidamente podemos afirmar que es más lo que se ha hablado que lo que se ha hecho.
En las próximas lineas intentaré plasmar lo irrisorio que resulta organizar un argumento sobre la politización de un conjunto herterogeneo e imposible de agrupar de personas. Además, explayaré resumidamente las técnicas y la estrategia que han llevado a cabo los representantes políticos en la Web 2.0.
El relato sobre la supuesta politización de la sociedad ha sido adoptado por el sector oficialistas a nivel nacional, a modo de contraposición de lo que fue una época pasada, neoliberal, regresiva y despolitizada. De esta manera, se impone un discurso de recriminación de la época menemista, y de elogio a los logros del actual mandato. No entraré en un debate sobre los beneficios y perjuicios de la politización, porque considero que, antes de hablar de resultados tenemos que ver si el fenómeno en cuestión existe realmente.
El hecho es que no hay forma fidedigna, legítima y comprobable de que realmente "la sociedad", conjunto de personas diferentes cultural y económicamente hablando estén o no más polítizadas. Esto asumiendo que se entiende a lo que el concepto de "politizado" se refiere. Suponiendo que nos referimos a la participación, dialéctica y concretamente, no hay manera de que comprobemos que la sociedad está realmente más politizada. Contamos con técnicas metodológicas como para poder realizar una investigación operacionalizada lo suficientemente como para poder hablar de una conclusión "legítima", pero aún no podremos superar los límites del margen de error y lo inconcreto de las experimentaciones.
Por otro lado, tendríamos que poner en tela de juicio el mismísimo concepto de "politización",usado con tantas connotaciones como sea posible. Sin tener un concepto indicado, definido y aceptado, difícilmente podremos aceptar su utilización como adjetivo.
De la mano de lo anterior, aprovecho el espacio para retomar la tesis que plantea la necesidad de considerar los fenómenos propios de la sociedad atravesados por los medios. O sea, la imposibilidad de pensar en la sociedad contemporanea sin pensar en las maneras en las que los medios la afectan, y como los miembros de la sociedad afectan la funcionalidad y configuración de los medios. En la búsqueda incesante por muestras de la supuesta politización social, no puedo pasar por alto uno de los lugares donde más se puede observar o "escuchar" las voces previamente en silencio. Las redes sociales, como mencionaremos luego, han dado un lugar de expresión a muchos que, anteriormente, no poseían. Las posibilidades para acceder a los medios masivos de comunicación para la emisión de mensajes eran reducidas, quedando en manos de una minoría o élite. Por eso, al poder observar el flujo de mensajes de grandes cantidades de personas que previamente no salían a la luz, podemos realizar hipótesis sobre ello. Hipótesis que serán provisorias, simples, burdas inicialmente, pero hipótesis al fin. La que planteo en este post es que, la politización de la que se habla actualmente está fundamentada en cierto aspecto por los flujos de mensajes base temática política que recorren las redes sociales.
De todas maneras, dejaremos esta hipótesis abierta para un post posterior dedicado exclusivamente a ello.
Por lo dicho, prefiero pasar a un objeto de estudio mucho más concreto y analizable, como es la participación de los políticos en la web 2.0 en general, y en las redes sociales específicamente.
A nivel de dispositivo, no podemos dudar de que las redes sociales permiten una accesibilidad y una usabilidad que los mal denominados medios tradicionales no permitían. Mientras la televisión permite facilidades para la recepción de mensajes, la emisión se ve reducida a quienes cuenten con los conocimientos técnicos y los herramentales necesarios. Por lo tanto, podemos afirmar en primera instancia que, un hecho novedoso es la posibilidad de la emisión de mensajes con el mismo dispositivo por los miembros de diferentes sectores, más allá del capital cultural con el que cuenten (Podríamos mencionar como cercano la experiencia del medio radiofónico, donde los primeros radioaficionados contaban con los conocimientos para emitir mensajes, pero este sector se reduce nuevamente a un conjunto de personas reducidas en comparación a la cantidad multitudinaria a la que nos referimos ahora).
Entonces, obligatoriamente tenemos que afirmar que las cercanías en cuanto a intercambio de mensajes se refiere son desde ya notorias y destacables.
Esto que acabo de aclarar, no parece ser una novedad, y no es mi intención realizar un descubrimiento sorprendente. Lo que si es sorprendente es lo poco que han considerado dichas posibilidades quienes mayor rédito podrían sacar, o sea, los políticos.
Luego de la experiencia Obama, quedó claro que una campaña presidencial puede usar a las redes sociales como herramienta esencial y columna vertebral, tanto a nivel propagandístico como persuasivo. Pero, pasado ya tiempo suficiente como para realizar un balance general de lo ocurrido en el país del norte, los diferentes partidos políticos argentinos no han dado cuenta de tales resultados.
Me tomo el atrevimiento de utilizar como referencia un trabajo realizado por un compañero de la casa, Mariano Legname (@marianolegname), quien realizó el siguiente video describiendo el uso de Twitter por parte de miembros del PJ Federal.
Como se puede ver, el uso de las redes sociales por parte de los políticos es mínima, y cuando se han dignado a utilizarla han pasado por alto la capacidad disruptiva de ellas para con el sistema broadcasting, dedicándose a la simple y lineal emisión de mensajes.
Para otro post no muy lejano en el futuro quedará la existencia o no del intercambio de mensajes en las redes sociales, y la supuesta democratización que ellas trajeron. Por ahora, dedicamos el espacio a un simple repaso por las maneras en las que han sido utilizadas por el sector político.
Mucho se ha hablado también sobre la utilidad de las redes sociales en manos de los políticos para persuadir a los votantes. Rápidamente podemos afirmar que es más lo que se ha hablado que lo que se ha hecho.
En las próximas lineas intentaré plasmar lo irrisorio que resulta organizar un argumento sobre la politización de un conjunto herterogeneo e imposible de agrupar de personas. Además, explayaré resumidamente las técnicas y la estrategia que han llevado a cabo los representantes políticos en la Web 2.0.
El relato sobre la supuesta politización de la sociedad ha sido adoptado por el sector oficialistas a nivel nacional, a modo de contraposición de lo que fue una época pasada, neoliberal, regresiva y despolitizada. De esta manera, se impone un discurso de recriminación de la época menemista, y de elogio a los logros del actual mandato. No entraré en un debate sobre los beneficios y perjuicios de la politización, porque considero que, antes de hablar de resultados tenemos que ver si el fenómeno en cuestión existe realmente.
El hecho es que no hay forma fidedigna, legítima y comprobable de que realmente "la sociedad", conjunto de personas diferentes cultural y económicamente hablando estén o no más polítizadas. Esto asumiendo que se entiende a lo que el concepto de "politizado" se refiere. Suponiendo que nos referimos a la participación, dialéctica y concretamente, no hay manera de que comprobemos que la sociedad está realmente más politizada. Contamos con técnicas metodológicas como para poder realizar una investigación operacionalizada lo suficientemente como para poder hablar de una conclusión "legítima", pero aún no podremos superar los límites del margen de error y lo inconcreto de las experimentaciones.
Por otro lado, tendríamos que poner en tela de juicio el mismísimo concepto de "politización",usado con tantas connotaciones como sea posible. Sin tener un concepto indicado, definido y aceptado, difícilmente podremos aceptar su utilización como adjetivo.
De la mano de lo anterior, aprovecho el espacio para retomar la tesis que plantea la necesidad de considerar los fenómenos propios de la sociedad atravesados por los medios. O sea, la imposibilidad de pensar en la sociedad contemporanea sin pensar en las maneras en las que los medios la afectan, y como los miembros de la sociedad afectan la funcionalidad y configuración de los medios. En la búsqueda incesante por muestras de la supuesta politización social, no puedo pasar por alto uno de los lugares donde más se puede observar o "escuchar" las voces previamente en silencio. Las redes sociales, como mencionaremos luego, han dado un lugar de expresión a muchos que, anteriormente, no poseían. Las posibilidades para acceder a los medios masivos de comunicación para la emisión de mensajes eran reducidas, quedando en manos de una minoría o élite. Por eso, al poder observar el flujo de mensajes de grandes cantidades de personas que previamente no salían a la luz, podemos realizar hipótesis sobre ello. Hipótesis que serán provisorias, simples, burdas inicialmente, pero hipótesis al fin. La que planteo en este post es que, la politización de la que se habla actualmente está fundamentada en cierto aspecto por los flujos de mensajes base temática política que recorren las redes sociales.
De todas maneras, dejaremos esta hipótesis abierta para un post posterior dedicado exclusivamente a ello.
Por lo dicho, prefiero pasar a un objeto de estudio mucho más concreto y analizable, como es la participación de los políticos en la web 2.0 en general, y en las redes sociales específicamente.
A nivel de dispositivo, no podemos dudar de que las redes sociales permiten una accesibilidad y una usabilidad que los mal denominados medios tradicionales no permitían. Mientras la televisión permite facilidades para la recepción de mensajes, la emisión se ve reducida a quienes cuenten con los conocimientos técnicos y los herramentales necesarios. Por lo tanto, podemos afirmar en primera instancia que, un hecho novedoso es la posibilidad de la emisión de mensajes con el mismo dispositivo por los miembros de diferentes sectores, más allá del capital cultural con el que cuenten (Podríamos mencionar como cercano la experiencia del medio radiofónico, donde los primeros radioaficionados contaban con los conocimientos para emitir mensajes, pero este sector se reduce nuevamente a un conjunto de personas reducidas en comparación a la cantidad multitudinaria a la que nos referimos ahora).
Entonces, obligatoriamente tenemos que afirmar que las cercanías en cuanto a intercambio de mensajes se refiere son desde ya notorias y destacables.
Esto que acabo de aclarar, no parece ser una novedad, y no es mi intención realizar un descubrimiento sorprendente. Lo que si es sorprendente es lo poco que han considerado dichas posibilidades quienes mayor rédito podrían sacar, o sea, los políticos.
Luego de la experiencia Obama, quedó claro que una campaña presidencial puede usar a las redes sociales como herramienta esencial y columna vertebral, tanto a nivel propagandístico como persuasivo. Pero, pasado ya tiempo suficiente como para realizar un balance general de lo ocurrido en el país del norte, los diferentes partidos políticos argentinos no han dado cuenta de tales resultados.
Me tomo el atrevimiento de utilizar como referencia un trabajo realizado por un compañero de la casa, Mariano Legname (@marianolegname), quien realizó el siguiente video describiendo el uso de Twitter por parte de miembros del PJ Federal.
Como se puede ver, el uso de las redes sociales por parte de los políticos es mínima, y cuando se han dignado a utilizarla han pasado por alto la capacidad disruptiva de ellas para con el sistema broadcasting, dedicándose a la simple y lineal emisión de mensajes.
Para otro post no muy lejano en el futuro quedará la existencia o no del intercambio de mensajes en las redes sociales, y la supuesta democratización que ellas trajeron. Por ahora, dedicamos el espacio a un simple repaso por las maneras en las que han sido utilizadas por el sector político.
martes, 9 de agosto de 2011
Luis García Fanlo - "Dexter, entre la realidad ficcional y social"
Hoy vuelvo para compartirles esta interesante exposición a cargo de un compañero de la casa como es el sociólogo argentino Luis García Fanlo, cuyo blog es de lectura obligatoria.
La precaria documentación estuvo a cargo de su servidor.
Próximamente vendrán comentarios sobre las muy interesantes jornadas de sociología a las que asistí.
Saludos
La precaria documentación estuvo a cargo de su servidor.
Próximamente vendrán comentarios sobre las muy interesantes jornadas de sociología a las que asistí.
Saludos
miércoles, 22 de junio de 2011
Podcast: Introducción.
Inicio de documentación mediante Podcast. Al hacer click en el titulo de este post, podrán acceder.
viernes, 27 de mayo de 2011
Taringa!, entre el copyleft y el copyright
En el aula 06, a las 21:00 hs se realizó el encuentro denominado “Caso Taringa! Debates sobre el delito que cometemos todos”, con la presencia de Enrique Chaparro, matemático, miembro de la Fundación Vía Libre; Glenn Postolski Profesor Titular de Políticas y panificación de la comunicación, Investigador en el área de políticas y economía de la información y actual director de la Carrera de Ciencias de la Comunicación; Beatriz Busaniche, jefa de cátedra del seminario "Copyright/Copyleft. Debates sobre la cultura libre y el acceso al conocimiento en la era digital”; y uno de los creadores del portal en cuestión, Matias Botbol.
El aula se encontraba repleta por donde se la vea, con personas esperando en la puerta para poder entrar y otras sentadas en el suelo, al no poder hacerse de sillas.
Como un 6-7-8 del copyleft, los oradores mantuvieron sus posiciones firmemente, respetando y defendiendo la “inocencia” de los jóvenes Botbol, recalcando “la verdadera razón de la problemática: los intereses de los mediadores” (Discográficas, editoras, etc.)
El inicio fue prometedor. Busaniche tomo la palabra y, haciendo muestra de sus conocimientos legales, hizo notar los olvidos del código penal (donde se encuentra la pena que se con la que se intenta castigar a los dueños del portal), como ser el no nombramiento de la palabra linkear, clave en este hecho. Procedió defendiendo “a quienes dan un servicio a la comunidad” y a “la libertad de expresión en internet”, y termino incitando al auditorio a que, “ante la moda de las despenalizaciones, continuemos con la copia en internet”.
A continuación, dio lugar a las palabras del director de la carrera, Glenn Postolski, quien, con su oralidad característica, demostró que últimamente ha estado interesado en la temática, utilizando términos como Nativos e Inmigrantes Digitales, y citando a Nicholas Negroponte. Sostuvo una postura crítica hacia “quienes poseen la propiedad de los producción de la Industria Cultural”, y reivindicó la posibilidad de la difusión de producciones mediante internet ya que “compartir sin lucrar no se discute”. Más allá de haber participado en unas jornadas más que exhaustivas con anterioridad, se mostró muy efusivo al defender lo que denomino el “Derecho al acceso a la cultura” y al criticar a quienes “intentan evitar la evolución de las prácticas sociales”. Al final, aplausos.
Tomo la palabra quien sería la sorpresa de la noche, Enrique Chaparro. Como quien necesita imperiosamente demostrar su conocimiento, realizó una introducción agresiva y por momentos exhaustiva, repasando desde Marx hasta Locke. Hablando del surgimiento de la propiedad, la definición del bien material, la acumulación originaria, la producción escasa, la sobreproducción y contando muchos chistes oficialistas (para la ideología copyleft del auditorio) entretuvo a sus oyentes, quienes reían a la par del resto de los oradores. Evito realizar un repaso modesto e impreciso para copiar textualmente algunas de sus frases más felicitadas:
- “Una lástima que no haya opositores, hubiese enriquecido el evento”
- “El que considera que copiar es robar es un ignorante”
- “Todos sabemos que es un delito bajar de internet. Que nadie me diga que descarga sin saber que es un delito”
- “¿Por qué voy a pagar $30 para ir al cine, si por 18 centavos me bajo la película?” (Olvidando claramente la especificidad del medio)
- “No se puede crear de la nada, nadie ha creado nada, han hecho pequeñas correcciones”
- “Los productores del material distribuido por internet caerán a menos que encuentren maneras alternativas”
- “Lo mejor que podemos hacer es seguir descargando. No nos pueden meter en cana a todos”
Al finalizar, Glenn pidió la palabra, y discutió moderadamente con Chaparro, diciendo que “no podemos dejar al descubierto a los productores, el estado debe de hacer algo”, y proponiendo una subvención. De todas maneras, evitando el conflicto, concordaron en la defensa de los productores, pero aceptando que “el músico no vive de sus discos, como el escritor no vive de sus libros”.
El dueño de Taringa! defendió su postura, exponiendo casos de artistas que han saltado a la fama a través de la difusión de su material por el portal.
Al finalizar, se les dio espacio a las preguntas, las cuales fueron, mayoritariamente, acerca de los detalles legales del caso.
Luego de dos horas de monologo, por falta de tiempo, tuve que retirarme, dejando lo que debió haber sido una despedida con ovación de pie.
Mi duda: si hablamos de la despenalización de la copia, ¿aceptamos también la utilización de las copias con fines de lucro?
El aula se encontraba repleta por donde se la vea, con personas esperando en la puerta para poder entrar y otras sentadas en el suelo, al no poder hacerse de sillas.
Como un 6-7-8 del copyleft, los oradores mantuvieron sus posiciones firmemente, respetando y defendiendo la “inocencia” de los jóvenes Botbol, recalcando “la verdadera razón de la problemática: los intereses de los mediadores” (Discográficas, editoras, etc.)
El inicio fue prometedor. Busaniche tomo la palabra y, haciendo muestra de sus conocimientos legales, hizo notar los olvidos del código penal (donde se encuentra la pena que se con la que se intenta castigar a los dueños del portal), como ser el no nombramiento de la palabra linkear, clave en este hecho. Procedió defendiendo “a quienes dan un servicio a la comunidad” y a “la libertad de expresión en internet”, y termino incitando al auditorio a que, “ante la moda de las despenalizaciones, continuemos con la copia en internet”.
A continuación, dio lugar a las palabras del director de la carrera, Glenn Postolski, quien, con su oralidad característica, demostró que últimamente ha estado interesado en la temática, utilizando términos como Nativos e Inmigrantes Digitales, y citando a Nicholas Negroponte. Sostuvo una postura crítica hacia “quienes poseen la propiedad de los producción de la Industria Cultural”, y reivindicó la posibilidad de la difusión de producciones mediante internet ya que “compartir sin lucrar no se discute”. Más allá de haber participado en unas jornadas más que exhaustivas con anterioridad, se mostró muy efusivo al defender lo que denomino el “Derecho al acceso a la cultura” y al criticar a quienes “intentan evitar la evolución de las prácticas sociales”. Al final, aplausos.
Tomo la palabra quien sería la sorpresa de la noche, Enrique Chaparro. Como quien necesita imperiosamente demostrar su conocimiento, realizó una introducción agresiva y por momentos exhaustiva, repasando desde Marx hasta Locke. Hablando del surgimiento de la propiedad, la definición del bien material, la acumulación originaria, la producción escasa, la sobreproducción y contando muchos chistes oficialistas (para la ideología copyleft del auditorio) entretuvo a sus oyentes, quienes reían a la par del resto de los oradores. Evito realizar un repaso modesto e impreciso para copiar textualmente algunas de sus frases más felicitadas:
- “Una lástima que no haya opositores, hubiese enriquecido el evento”
- “El que considera que copiar es robar es un ignorante”
- “Todos sabemos que es un delito bajar de internet. Que nadie me diga que descarga sin saber que es un delito”
- “¿Por qué voy a pagar $30 para ir al cine, si por 18 centavos me bajo la película?” (Olvidando claramente la especificidad del medio)
- “No se puede crear de la nada, nadie ha creado nada, han hecho pequeñas correcciones”
- “Los productores del material distribuido por internet caerán a menos que encuentren maneras alternativas”
- “Lo mejor que podemos hacer es seguir descargando. No nos pueden meter en cana a todos”
Al finalizar, Glenn pidió la palabra, y discutió moderadamente con Chaparro, diciendo que “no podemos dejar al descubierto a los productores, el estado debe de hacer algo”, y proponiendo una subvención. De todas maneras, evitando el conflicto, concordaron en la defensa de los productores, pero aceptando que “el músico no vive de sus discos, como el escritor no vive de sus libros”.
El dueño de Taringa! defendió su postura, exponiendo casos de artistas que han saltado a la fama a través de la difusión de su material por el portal.
Al finalizar, se les dio espacio a las preguntas, las cuales fueron, mayoritariamente, acerca de los detalles legales del caso.
Luego de dos horas de monologo, por falta de tiempo, tuve que retirarme, dejando lo que debió haber sido una despedida con ovación de pie.
Mi duda: si hablamos de la despenalización de la copia, ¿aceptamos también la utilización de las copias con fines de lucro?
domingo, 1 de mayo de 2011
domingo, 17 de abril de 2011
miércoles, 6 de abril de 2011
Prezi: De Gutenberg a Internet, una historia social de los medios de comunicación.
Presentación para la clase de datos, basada en el texto de Asa Briggs y Peter Burke.
sábado, 2 de abril de 2011
Noam Chomsky y las relaciones internacionales de EEUU
Después de un tiempo sin subir nada aquí, pero si en otras plataformas, me limito a reproducir una entrevista imperdible a Noam Chomsky por Stephen Shalom y Michael Albert.
1. ¿Cuáles son las razones que mueven a EE.UU. en las relaciones internacionales, en el sentido más amplio? Es decir, ¿cuáles son las razones dominantes y los temas que se pueden detectar casi siempre en las opciones de las políticas de EE.UU., en cualquier lugar del mundo? ¿Cuáles son las razones más concretas, aunque también dominantes, y los temas de las políticas de EE.UU. en Oriente Próximo y el mundo árabe? Y, por último, ¿cuáles cree usted que son los objetivos más inmediatos de la política de EE.UU. en la situación actual en Libia?
Una manera útil de abordar la cuestión es preguntarse cuáles NO son las razones de EE.UU. Podemos averiguarlas de diferentes maneras. Una de ellas es leer la literatura profesional sobre relaciones internacionales: con bastante frecuencia, su relato de la política es lo que la política no es, un tema interesante que no voy a desarrollar aquí.
Otro método, muy relevante en este caso, es escuchar a los líderes y comentaristas políticos. Supongamos que se dice que las razones de la acción militar han sido humanitarias. En sí misma, esta afirmación no contiene información: prácticamente todos los recursos a la fuerza se justifican en esos términos, incluso lo hacen los peores monstruos, que pueden, con total irrelevancia, llegar a convencerse de la verdad de lo que están diciendo. Hitler, por ejemplo, pudo creer que se estaba apoderando de partes de Checoslovaquia para poner fin a los conflictos étnicos y llevar a su pueblo los beneficios de una civilización avanzada, y pudo creer también que su invasión de Polonia iba a poner fin al “terror salvaje” de los polacos. Los fascistas japoneses que arrasaron China probablemente creían que estaban su desinteresada iniciativa iba a para crear un “paraíso terrenal” y proteger a la doliente población de los “bandidos chinos”. Incluso Obama puede haber creído lo que dijo en su discurso presidencial el 28 de marzo sobre las razones humanitarias para su intervención en Libia. Y otro tanto puede decirse de los comentaristas.
Se las puede someter, sin embargo, a una prueba muy simple, para determinar si las nobles intenciones pueden ser tomadas en serio: ¿llaman los autores a la intervención humanitaria y la “responsabilidad de proteger” a las víctimas de sus propios crímenes o a las de sus clientes? Tomemos, por ejemplo, a Obama: ¿convocó a una zona de exclusión aérea durante la asesina y destructora invasión israelí, respaldada por Estados Unidos, de Líbano, en 2006, sin ningún pretexto creíble? ¿Acaso, no explicó con orgullo durante su campaña presidencial que él había patrocinado una resolución del Senado de apoyo a la invasión, en la que se pedía el castigo de Irán y Siria por impedirla? Fin de la discusión. De hecho, prácticamente toda la literatura de la intervención humanitaria y el derecho a proteger, escrita o hablada, desaparece tras esta prueba sencilla y adecuada.
Por el contrario, de las razones REALES poco se habla, y uno tiene que escudriñar los archivos documentales e históricos para descubrirlas, sea el Estado que sea.
¿Cuáles son entonces las razones de EE.UU.? A un nivel muy general, la evidencia me parece que demuestra que no han cambiado mucho desde los estudios de planificación de alto nivel iniciados durante la Segunda Guerra Mundial. Los planificadores en tiempo de guerra daban por sentado que EE.UU. saldría de la guerra en una posición de dominio abrumador, e instaron al establecimiento de una Gran Zona en la que EE.UU. mantuviera un “poder incuestionable” con “supremacía militar y económica”, que garantizase al mismo tiempo la “limitación de cualquier ejercicio de la soberanía” por parte de otros Estados, que pudiera interferir con sus designios globales. La Gran Zona debía incluir el Hemisferio Occidental, el Lejano Oriente, el Imperio británico (que incluía las reservas de energía de Oriente Próximo) y la parte de Eurasia que fuera sea posible, al menos su centro industrial y comercial en el Oeste del continente europeo. Está muy claro, basándose en registros documentales que “el presidente Roosevelt tenía por objetivo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo de la posguerra”, para citar la precisa valoración del respetable historiador británico Geoffrey Warner. Y, más importante, los minuciosos planes de tiempo de guerra se llevaron a la práctica poco después, como podemos leer en los documentos desclasificados de los años siguientes, y como podemos observar en la práctica. Las circunstancias han cambiado, por supuesto, y las tácticas se han ajustado en consecuencia, pero los principios básicos son bastante estables, hasta el presente.
Con respecto a Oriente Próximo –la “región de mayor importancia estratégica del mundo”, en palabras del presidente Eisenhower– la principal preocupación ha sido y sigue siendo sus incomparables reservas energéticas. El control de éstas daría el “control sustancial del mundo”, como vio muy pronto el influyente asesor liberal A.A. Berle. Estas preocupaciones suelen ocupar un lugar prominente en los asuntos relativos a esta región.
En Iraq, por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota de Estados Unidos. ya no podían ocultarse, la retórica fue desplazada por un honesto anuncio de los objetivos de la política. En noviembre de 2007, la Casa Blanca emitió una declaración de principios en la que insistía en que Iraq debía conceder a las fuerzas militares de EE.UU. el acceso por tiempo indefinido, y también en que se debía dar preferencia a los inversores estadounidenses. Dos meses más tarde, el presidente informó al Congreso que iba a pasar por alto cualquier legislación que pudiera limitar el estacionamiento permanente de las fuerzas armadas de EE.UU. en Iraq o “el control por parte de Estados Unidos de los recursos petrolíferos de Iraq”, exigencias que abandonó poco después ante la resistencia iraquí, al igual que tuvo que abandonar los objetivos anteriores.
Si bien el control del petróleo no es el único factor en la política de Oriente Próximo, ofrece en cambio algunas directrices bastante acertadas, antes como ahora. En un país rico en petróleo, a un dictador de confianza se le garantiza una libertad de acción casi total. En las últimas semanas, por ejemplo, no ha habido reacción alguna cuando la dictadura de Arabia Saudí utilizó la fuerza masiva para aplastar cualquier signo de protesta. Otro tanto en Kuwait, donde unas pequeñas manifestaciones fueron aplastadas al instante. Y en Bahrein, cuando las fuerzas armadas dirigidas por Arabia Saudí intervinieron para proteger al monarca de la minoría sunita de las demandas de reformas por parte de la población chií reprimida. Las fuerzas gubernamentales no solo desmantelaron el campamento de la Plaza de la Perla –la Plaza Tahrir de Bahrein– sino que llegaron a demoler la estatua de la Perla que es el símbolo de Bahrein y de la que se habían apropiado los manifestantes. Bahrein es un caso particularmente sensible, ya que alberga la Sexta Flota de EE.UU. la fuerza militar más poderosa, con mucho, de la región, y también porque el Este de Arabia Saudita, en la puerta de al lado, es también en gran parte chií y tiene las mayores reservas petroleras del reino. Por un curioso accidente de la geografía y la historia, la mayor concentración de hidrocarburos del mundo rodea la parte norte del Golfo, en regiones de mayoría chií. La posibilidad de una alianza tácita chií ha sido la pesadilla de los planificadores desde hace mucho tiempo.
En los estados que carecen de grandes reservas de hidrocarburos, las tácticas varían, aunque por lo general se ajustan siempre al mismo esquema estándar cuando uno de nuestros dictadores tiene problemas: apoyarlo el mayor tiempo posible y, cuando resulta imposible, hacer pública declaración de amor a la democracia y los derechos humanos, tratando a la vez de salvar la mayor parte del régimen que sea posible.
El escenario es aburridamente familiar: Marcos, Duvalier, Chun, Ceasescu, Mobutu, Suharto y muchos otros. Y hoy, Túnez y Egipto. Siria es un hueso duro de roer y no hay una alternativa clara a la dictadura que apoye los objetivos de EE.UU. Yemen es un cenagal en el que la intervención directa probablemente crearía problemas aún mayores a Washington. Así que ahí la violencia estatal sólo produce declaraciones piadosas.
Libia es un caso diferente. Libia es rica en petróleo, y aunque EE.UU. y el Reino Unido han proporcionado con frecuencia un apoyo notable a su cruel dictador, hasta ahora, éste no es de confianza. Preferirían un cliente más obediente. Además, el vasto territorio de Libia está poco explorado, y los especialistas de la industria petrolera creen que puede haber abundantes recursos petrolíferos sin explotar, que un gobierno más previsible podría abrir a la explotación occidental.
Cuando comenzó un levantamiento no violento, Gadafi lo aplastó violentamente y estalló una rebelión que liberó Bengazi, la segunda ciudad más grande del país, y parecía a punto de asediar la fortaleza de Gadafi en el Oeste. Sus fuerzas, sin embargo, cambiaron el curso del conflicto y llegaron a las puertas de Bengazi. Una masacre era probable, y como el asesor de Obama para Oriente Próximo, Dennis Ross, señaló “todo el mundo nos culparía por ello.” Eso sería inaceptable, al igual que una victoria militar que potenciase el poder y la independencia de Gadafi. Ante esta tesitura, EE.UU. se unió a las Naciones Unidas en la resolución 1973, que establece una zona de exclusión aérea a cargo de Francia, el Reino Unido, y EE.UU., en la que este país podría tener un papel secundario.
No se hizo ningún esfuerzo para limitar la acción a la creación de una zona de exclusión aérea o siquiera a mantenerse en el mandato más amplio de la resolución 1973.
El triunvirato interpretó inmediatamente la resolución como una autorización para su participación directa del lado de los rebeldes. Se impuso por la fuerza un alto el fuego a las fuerzas de Gadafi, pero no a los rebeldes. Por el contrario, se les dio apoyo militar a medida que avanzaban hacia el Oeste, y enseguida se hicieron con las principales fuentes de producción de petróleo de Libia, y estuvieron listos para seguir adelante.
El flagrante desprecio de la resolución 1973 de las Naciones Unidas pronto comenzó a causarle dificultades a la prensa, ya que era demasiado grave ignorarlo. En el New York Times, por ejemplo, Karim Fahim y David Kirkpatrick (el 29 de marzo) se preguntaban “cómo podrían justificar los aliados sus ataques aéreos contra las fuerzas del coronel Gadafi en torno a [su centro tribal de] Sirte si, como parece ser el caso, goza de amplio apoyo en la ciudad y no representa una amenaza para los civiles.” Otra dificultad técnica es que la resolución 1973 del Consejo de Seguridad exige un embargo de armas que se aplique a todo el territorio de Libia, lo que significa que cualquier aporte externo de armas a la oposición tendría que ser encubierto (pero, de otro modo, no problemático).
Hay quien argumenta que el petróleo no puede ser una razón, porque las compañías occidentales ya disfrutaban de acceso al botín bajo Gadafi. Este razonamiento ignora las preocupaciones de EE.UU. Lo mismo podría haberse dicho de Iraq bajo Saddam, o de Irán o Cuba durante muchos años, y aún hoy en día. Lo que Washington pretende es lo que Bush anunció: control o, por lo menos, clientes de confianza. Documentos internos estadounidenses y británicos subrayan que “el virus del nacionalismo” es su mayor temor, no sólo en el Oriente Próximo sino en todas partes. Regímenes nacionalistas que pudieran llevar a cabo ilegítimos ejercicios de soberanía, violando los principios de la Gran Zona. Y que pudieran tratar de dirigir los recursos a cubrir las necesidades populares, como Nasser amenazaba ocasionalmente con hacer.
Vale la pena señalar que las tres potencias imperialistas tradicionales –Francia, Reino Unido, EE.UU. – están casi aisladas en la realización de estas operaciones. Los dos principales estados de la región, Turquía y Egipto, probablemente podrían haber impuesto una zona de exclusión aérea, pero sólo ofrecen un tibio apoyo a la campaña militar del triunvirato. Las dictaduras del Golfo estarían felices de ver desaparecer al errático dictador libio, pero a pesar de estar sobrecargadas de hardware militar de último modelo (servido generosamente por EE.UU. y Reino Unido para reciclar los petrodólares y asegurar su obediencia), sólo se atreven a ofrecer una participación simbólica (Qatar.)
Si bien apoyan la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU (UNSC), los países africanos –aparte de Ruanda, aliado de EE.UU.– se oponen en general a la forma en que aquélla ha sido interpretada, a toda prisa, por el triunvirato, y en algunos casos esta oposición es muy firme. Para conocer las políticas de cada uno de los estados africanos véase el artículo del keniata Charles Onyango-Obbo (http://allafrica.com/stories/201103280142.html).
Más allá de la región hay poco apoyo. Al igual que Rusia y China, Brasil se abstuvo de en la votación de la ONU de la resolución 1973, instando en cambio a un completo alto el fuego y al diálogo. India también se abstuvo en la resolución, basándose en que las medidas propuestas pueden “agravar una situación ya difícil para el pueblo de Libia”, y también pidió medidas políticas y no el uso de la fuerza. Incluso Alemania se abstuvo. Italia también se mostró reacio, en parte quizá porque es muy dependiente de los contratos petroleros con Gadafi. Además, podemos recordar el genocidio que llevó a cabo Italia en el este de Libia, la zona ahora liberada, tras la primera Guerra Mundial, del que tal vez conserven algunos recuerdos .
2. ¿Puede alguien contrario a las intervenciones, que además cree en la autodeterminación de las naciones y las personas, apoyar una intervención ya sea realizada por la ONU o individualmente por algunos países?
Hay dos casos a considerar: (1) una intervención autorizada por la ONU, y (2), una intervención sin autorización de la ONU. A menos que creamos que los Estados son sagrados en la forma que se han establecido en el mundo moderno (por lo general mediante una violencia extrema), y que están dotados de derechos que anulan todas las consideraciones imaginables, entonces la respuesta es la misma en ambos casos: sí, al menos en principio . Y no veo motivo para discutir esta creencia, por lo que la voy a dejar de lado.
Hay dos casos a considerar: (1) una intervención autorizada por la ONU, y (2), una intervención sin autorización de la ONU. A menos que creamos que los Estados son sagrados en la forma que se han establecido en el mundo moderno (por lo general mediante una violencia extrema), y que están dotados de derechos que anulan todas las consideraciones imaginables, entonces la respuesta es la misma en ambos casos: sí, al menos en principio . Y no veo motivo para discutir esta creencia, por lo que la voy a dejar de lado.
En lo que respecta al primer caso, la Carta (de las Naciones Unidas) y las resoluciones posteriores otorgan al Consejo de Seguridad una considerable latitud para la intervención, y ésta se ha llevado a cabo, por ejemplo, en el caso de África del Sur. Esto, por supuesto, no implica que todas las decisiones del Consejo de Seguridad deban tener la aprobación de “alguien contrario a las intervenciones, que además cree en la autodeterminación de las naciones y las personas”; otras consideraciones entran en juego en casos específicos, pero, una vez más, a menos que otorguemos a los Estados contemporáneos un estatus de entidades prácticamente sagradas, el principio es el mismo.
En cuanto al segundo caso –el que se plantea con respecto a la interpretación que hace el triunvirato de la resolución 1973, junto a otros muchos ejemplos– la respuesta es otra vez afirmativa, al menos en principio, a menos que tomemos el sistema estatal global como algo inviolable en la forma establecida en la Carta de las Naciones Unidas y otros tratados.
Siempre hay, por supuesto, una carga de la prueba muy pesada que es preciso soportar para justificar la intervención por la fuerza, o cualquier otro uso de la fuerza. La carga es especialmente alta en la segunda hipótesis, en casos de violación de la Carta, al menos para los Estados que profesan el respeto de la ley. Debemos tener en cuenta, sin embargo, que la potencia hegemónica mundial rechaza esta postura, y se autoexcluye de las Cartas de las Naciones Unidas y de la OEA, junto a otros tratados internacionales. Al aceptar la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, cuando ésta se estableció (conforme a la iniciativa de EE.UU.) en 1946, Washington se excluyó de los cargos de violación de los tratados internacionales, y posteriormente ratificó el Convenio para la Prevención y la Represión del Genocidio, de 1948. con reservas similares. Todas ellas confirmadas por los tribunales internacionales, ya que su procedimientos requieren la aceptación de la jurisdicción. De manera más general, la práctica de EE.UU. es introducir reservas cruciales a los tratados internacionales que ratifica, eximiéndose en la práctica de los mismos.
¿Es soportable la carga de la prueba? No tiene mucho sentido discutir esto de manera abstracta, pero hay algunos casos reales que podrían ayudarnos. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, hay dos casos de recurso a la fuerza que, aunque no pueden considerarse como intervenciónes humanitarias, podrían ser legítimamente compatibles: la invasión por parte de India de Pakistán Oriental, en 1971, y la invasión vietnamita de Camboya, en diciembre de 1978; en ambos casos, para poner fin a atrocidades masivas. Estos ejemplos, sin embargo, no entran en el canon occidental de intervención humanitaria, ya que sufren de la falacia de la institución errónea: no los llevaron a cabo los occidentales. Es más, EE.UU. se opuso a ellos encarnizadamente, en el momento álgido de las atrocidades, y luego castigó severamente a los “malhechores” que terminaron con las matanzas de la actual Bangladesh y de la Camboya de Pol Pot. Vietnam no sólo fue duramente condenado, sino también castigado con una invasión china apoyada por Estados Unidos, y con el apoyo militar y diplomático británico-estadounidense a los jemeres rojos camboyanos en sus ataques desde sus bases de Tailandia.
Si bien la carga de la prueba se puede soportar en ambos casos, no es fácil pensar en otros. En el actual caso de intervención por el triunvirato de potencias imperiales que están violando en estos momentos la resolución 1973 de las Naciones Unidas de 1973, la carga es muy pesada, dado su horrible historial. Sin embargo, sería demasiado fuerte sostener que nunca se puede soportar, en principio. A menos, por supuesto, que consideramos los estados-nación en su forma actual como esencialmente sagrados. La prevención de una masacre probable en Bengazi no es poca cosa, con independencia de lo que uno piense sobre las razones.
3. ¿Puede una persona interesada en que los disidentes de un país no sean masacrados en su búsqueda de la autodeterminación, oponerse legítimamente a una intervención que tiene por objeto, sean cuales sean sus razones, evitar una masacre?
Aun aceptando, por pura hipótesis, que la intención es genuina, que cumple el criterio simple que he mencionado al principio, no veo cómo responder a este nivel de abstracción: depende de las circunstancias. Podríamos oponernos a la intervención podría oponerse, por ejemplo, si ésta es probable que conduzca a una masacre mucho peor. Supongamos, por ejemplo, que los líderes de EE.UU., real y honestamente, hubieran tenido la intención de evitar una masacre en Hungría en 1956 y hubieran bombardeado Moscú. O que el Kremlin, genuina y honestamente, hubiera tenido la intención de evitar una masacre en El Salvador, en la década de 1980, mediante el bombardeo de EE.UU. Teniendo en cuenta las consecuencias previsibles, todos estaríamos de acuerdo en que esas acciones –inconcebibles– podría ser legítimamente contestadas.
4. Muchos ven una analogía entre la intervención en Kosovo, de 1999, y la actual intervención en Libia. ¿Puede explicar las principales similitudes, en primer lugar, y también las principales diferencias, en segundo lugar?
De hecho, muchas personas perciben esta analogía, lo que es un homenaje al increíble poder de los sistemas de propaganda occidentales. Da la casualidad de que contamos con excelente documentación de los antecedentes de la intervención en Kosovo, que incluye dos detalladas recopilaciones del Departamento de Estado, extensos informes sobre el terreno de los observadores –occidentales– de la Misión de Verificación de Kosovo, fuentes de la OTAN y la ONU, una comisión de investigación británica y muchos más elementos. Los informes y estudios coinciden estrechamente en los hechos.
De hecho, muchas personas perciben esta analogía, lo que es un homenaje al increíble poder de los sistemas de propaganda occidentales. Da la casualidad de que contamos con excelente documentación de los antecedentes de la intervención en Kosovo, que incluye dos detalladas recopilaciones del Departamento de Estado, extensos informes sobre el terreno de los observadores –occidentales– de la Misión de Verificación de Kosovo, fuentes de la OTAN y la ONU, una comisión de investigación británica y muchos más elementos. Los informes y estudios coinciden estrechamente en los hechos.
En resumen, podemos decir que no se había producido ningún cambio sustancial sobre el terreno en los meses previos al bombardeo. Tanto las fuerzas serbias como la guerrilla del ELK habían cometido atrocidades –las de esta última fuerza, de mayor gravedad, en ataques desde la vecina Albania– durante el período en cuestión, al menos de acuerdo a las más altas autoridades británicas (Gran Bretaña fue el miembro más agresivo de la alianza). Las grandes atrocidades en Kosovo no fueron la causa de los bombardeos de la OTAN sobre Serbia, sino su consecuencia, una consecuencia totalmente previsible. El comandante en jefe de la OTAN, el general estadounidense Wesley Clark, había informado a la Casa Blanca semanas antes de los bombardeos de que éstos provocarían una respuesta brutal por las fuerzas serbias sobre el terreno, y, al comienzo del bombardeo, dijo a la prensa que esta respuesta era “previsible”.
Los primeros refugiados kosovares registrados por la ONU se producen en fechas muy posteriores al comienzo de los bombardeos. Con una sola excepción, la acusación de Milosevic, durante los bombardeos, basada en gran medida en informes de inteligencia anglo-estadounidenses, se limitó a los crímenes cometidos después del bombardeo, y sabemos que no podía ser tomada en serio por los líderes de Estados Unidos y Reino Unido, que en ese mismo momento estaban apoyando activamente crímenes aún peores. Además, había buenas razones para creer que una solución diplomática estaba al alcance; en efecto, la resolución de la ONU impuesta después de 78 días de bombardeo fue más bien un compromiso entre la posición serbia y la de la OTAN al comienzo.
Todo esto, incluso estas impecables fuentes occidentales, lo trato con cierto detalle en mi libro A New Generation Draws the Line. Nuevas informaciones que corroboran todo ello han aparecido desde entonces. Por ejemplo, Diana Johnstone informa de una carta a la canciller alemana, Angela Merkel, el 26 de octubre de 2007, que le envía Dietmar Hartwig, ex jefe de la misión europea en Kosovo antes de que fuera retirado el 20 de marzo con el anuncio del bombardeo, que estaba en una posición muy buena para saber lo que estaba sucediendo. Éste escribe:
“No hay un solo informe presentado en el período comprendido entre finales de noviembre de 1998 y la evacuación en vísperas de la guerra que mencione que los serbios hayan cometido delitos graves o sistemáticos contra los albaneses, ni tampoco ha habido un solo caso que se refiera a incidentes o delitos de genocidio o asimilables a éste. Por el contrario, en mis informes he registrado en repetidas ocasiones que, teniendo en cuenta los ataques del ELK cada vez más frecuentes contra el Gobierno serbio, se ha demostrado que la aplicación de la ley por parte de éste ha sido hecha con una notable moderación y disciplina. El objetivo claro y citado a menudo por el Gobierno serbio ha consistido en observar rigurosamente el acuerdo Milosevic-Holbrooke [de octubre de 1998] para no dar ninguna excusa a la comunidad internacional para intervenir. (…)Hubo enormes “diferencias de percepción” entre lo que las misiones en Kosovo han estado informando a sus respectivos gobiernos y capitales, y lo que éstos han filtrado posteriormente a los medios de comunicación y al público. Esta discrepancia sólo puede ser vista como un elemento de preparación a largo plazo para la guerra contra Yugoslavia. Hasta el momento en que abandoné Kosovo, nunca había ocurrido lo que los medios de comunicación y, todavía más, los políticos afirmaban sin cesar. En consecuencia, hasta el 20 de marzo 1999 no había ninguna razón para la intervención militar, lo que hace ilegítimas las medidas adoptadas posteriormente por la comunidad internacional. El comportamiento colectivo de los Estados miembros antes y después del estallido de la guerra da pie a serias preocupaciones, porque la verdad fue liquidada y la UE perdió fiabilidad.”
La historia no es física cuántica, y siempre hay un amplio margen para la duda. Pero es raro que las conclusiones tengan un respaldo tan firme como en este caso. De un modo muy revelador, es totalmente irrelevante. La doctrina que prevalece es que la OTAN intervino para detener la limpieza étnica, aunque los partidarios de los bombardeos que toleran al menos un guiño a los abundantes elementos fácticos califican su apoyo al decir que los bombardeos eran necesarios para detener las posibles atrocidades: debemos actuar aun produciendo atrocidades a gran escala para detener las que se podrían producir si no bombardeásemos. Y hay justificaciones aún más impactantes.
Las razones de esta práctica unanimidad y pasión son bastante claras. El bombardeo se produjo en una virtual orgía de autoglorificación y pavor por parte de las potencias, que podría haber impresionado a Kim il-Sung. Lo he analizado en otro lugar, y no deberíamos permitir que siga en el olvido este notable momento de la historia intelectual. Después de este espectáculo, el desenlace tenía que ser simplemente glorioso. La noble intervención en Kosovo proporcionó este desenlace, y esta ficción debe ser celosamente mantenida.
Volviendo a la pregunta, hay una analogía entre las representaciones autocomplacientes de Kosovo y Libia: ambas intervenciones están animadas por nobles intenciones, según la versión novelada. El inaceptable mundo real sugiere en cambio analogías bastante diferentes.
5. Del mismo modo, mucha gente ve una analogía entre la actual intervención en Iraq y la intervención en curso en Libia. En este caso, ¿puede explicar las similitudes y las diferencias?
No veo las analogías significativas aquí tampoco, excepto que dos de los Estados participantes son los mismos. En el caso de Iraq, las metas son las que al final acabaron por reconocer. En el caso de Libia, es probable que el objetivo sea similar, al menos en un aspecto: la esperanza de que un régimen cliente fiable apoye los objetivos occidentales y proporcione a los inversores occidentales un acceso privilegiado a la riqueza petrolera rica de Libia, que, como he señalado, puede ir mucho más allá de lo que se conoce actualmente.
No veo las analogías significativas aquí tampoco, excepto que dos de los Estados participantes son los mismos. En el caso de Iraq, las metas son las que al final acabaron por reconocer. En el caso de Libia, es probable que el objetivo sea similar, al menos en un aspecto: la esperanza de que un régimen cliente fiable apoye los objetivos occidentales y proporcione a los inversores occidentales un acceso privilegiado a la riqueza petrolera rica de Libia, que, como he señalado, puede ir mucho más allá de lo que se conoce actualmente.
6. ¿Qué espera usted, en las próximas semanas, que suceda en Libia y, en ese contexto, ¿cuáles cree usted que deberían ser los objetivos de un movimiento, en Estados Unidos, contra la intervención y la guerra con respecto a las políticas de EE.UU.?
Por supuesto, es incierto, pero las perspectivas probables –hoy, 29 de marzo– son o bien una partición de Libia en una región oriental, rica en petróleo y dependiente en gran medida de las potencias occidentales imperiales, y una región occidental pobre bajo el control de un tirano brutal de limitadas capacidades; o bien una victoria de las fuerzas respaldadas por Occidente. En cualquier caso, lo que el triunvirato presumiblemente espera es un régimen menos problemático y más dependiente en lugar del actual. El desenlace probable es el que se describe con bastante exactitud, creo que por el diario árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi, en su número del 28 de marzo. Si bien se reconoce la incertidumbre de la predicción, prevé que la intervención puede dejar en Libia “dos estados, uno para los rebeldes en el Este, rico en petróleo; y uno, pobre, en manos de Gadafi en el Oeste (…) Una vez asegurados los campos de petróleo, podemos encontrarnos ante a un nuevo emirato petrolero en Libia, un país escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estados-emirato del Golfo Pérsico.” O bien, la rebelión apoyada por Occidente podría continuar hasta el final para eliminar al irritante dictador.
Los que se preocupan por la paz, la justicia, la libertad y la democracia debe tratar de encontrar maneras de prestar apoyo y asistencia a los libios que tratan de forjar su propio futuro, libre de las limitaciones impuestas por las potencias extranjeras. Podemos tener esperanzas sobre la dirección a seguir, pero el futuro debe estar en sus manos.
http://www.zcommunications.org/noam-chomsky-on-libya-and-the-unfolding-crises-by-noam-chomsky |
REBELION.ORG
viernes, 25 de febrero de 2011
Oscar: Countdown
Faltando solo tres días, realizamos un pequeño repaso de las películas faltantes de reseña.
Siglo XXI y películas temporales
Dentro de las diez nominadas, dos sobresalen por su actualidad. Nos referimos a The social network y a The Kids are all right.
Ambas películas tratan un tema claramente coyuntural, haciendo imposible pensar que estas mismas hubiesen sido rodadas una década atrás, a menos que traten de hipótesis futuristas (de las que hay varias).
Por un lado, The social network, o Red Social, nos desarrolla la génesis de la plataforma 2.0 por excelencia: Facebook. Luego de tantos debates sobre el tema, fuera y dentro del blog, podríamos pensar que era predecible que Hollywood se aproveche del furor popular, como también lo ha hecho reiteradas veces. Pero esta película sobresale.
Sincerándome, admito que partía con cierta predisposición negativa para enfrentarla. No soy un gran amante de las películas coyunturales, pero esta me sorprendió.
Luego del gran fracaso de Benjamin Button, David Fincher se reivindica totalmente con una película muy atrapante, finamente calculada. Con tiempos muy bien medidos, pasando justamente de lentitud a rapidez, Fincher nos presenta una obra ya galardonada, y por que no uno de los mas fuertes candidatos a hacerse con la estatuilla.
Paralelamente nos encontramos con la que, desde mi perspectiva, es la película mas floja entre las nominadas. Mi Familia (The Kids are All Right) muestra la historia de un matrimonio lésbico, el cual, a través de inseminación artificial, dieron a luz a dos hijos. Llegados a la adultez, los niños (mejor dicho, el hijo, la hija tenia cierta reticencia) deciden buscar al donante. La película, claramente acorde al contexto nacional e internacional de proliferación de la aceptación de las variedades en las relaciones sexuales, muere en lo que presenta. Con buenas actuaciones (varios obtuvieron nominaciones), el argumento cae en el ya demasiado trillado conflicto de la triada amoroso. Intentando ser revolucionario, se olvida de los verdaderos focos de conflicto, de la verdaderas personas introducidas en el eje del conflicto y cuyos debates internos y externos nos interesan, o sea, los niños. Al olvidarlo, focaliza en las relaciones entre los "padres" y peca de simple.
El principal riesgo que corren estas películas es perder la atemporalidad propia de las grandes realizaciones artísticas, pero eso solo el tiempo lo dirá. Quizás el domingo pueda ayudar a su permanencia en el tiempo, o quizás, aun ganando la estatuilla, sera una de las que se olvidaron entre la arena del reloj.
La cenicienta: Winter's Bone
Con muy poco presupuesto, con actores casi desconocidos, Winter's bone nos da una de las mejores experiencias en cuanto a Oscar se refiere.
Aniquilador, frío, deprimente, es como se presenta una parte de Estados Unidos que pareciera no coexistir con la imagen comúnmente representada (o sea, suburbios de ensueño).
Excelentes actuaciones, incluyendo a la novata Jennifer Lawrence, impresionante fotografía, y una musicalización que
ambienta a la narración, hacen a una de las preferidas por el publico
acostumbrado a darle una oportunidad a las producciones que no cuentan
con el apoyo de las grandes corporaciones.
Mas alla de las pocas posibilidades de llevarse el Oscar a Mejor Pelicula,
ya sea por lo poco que atrae al publico una pequeña produccion como
esta, ya sea por no cumplir con las caracteristicas tipicas de las peliculas
a las que estamos acostumbrados, Winter's Bone ha logrado llegar a ser
una de las preferidas de la critica.
La venganza de Cristhian Bale: The Fighter
De la película, poco. Algunas escenas destacables por su método de
filmación al mejor estilo HBO,
representando a la perfección lo que son las trasmisiones de boxeo de
la década de los 90'. No más.
¿Qué lleva entonces a esta película, que no le llega a los talones a Rocky, a
los Oscar?
La fantástica actuación de Cristhian Bale.
Todos lo conocen. Y si no lo conocen es porque ha cambiado tantas veces
su apariencia, adecuándola al
papel. Llegando a pesar solo 45 kilos, convirtiéndose en la mejor
representación de Bruno Díaz,
regresando a un peso menor de lo aceptable, Bale nos vuelve a sorprender
con su capacidad para transformarse físicamente.
Sin querer spoilear, voy a evitar profundizar en el argumento, tocándolo solamente lo necesario.
Siglo XXI y películas temporales
Dentro de las diez nominadas, dos sobresalen por su actualidad. Nos referimos a The social network y a The Kids are all right.
Ambas películas tratan un tema claramente coyuntural, haciendo imposible pensar que estas mismas hubiesen sido rodadas una década atrás, a menos que traten de hipótesis futuristas (de las que hay varias).
Por un lado, The social network, o Red Social, nos desarrolla la génesis de la plataforma 2.0 por excelencia: Facebook. Luego de tantos debates sobre el tema, fuera y dentro del blog, podríamos pensar que era predecible que Hollywood se aproveche del furor popular, como también lo ha hecho reiteradas veces. Pero esta película sobresale.
Sincerándome, admito que partía con cierta predisposición negativa para enfrentarla. No soy un gran amante de las películas coyunturales, pero esta me sorprendió.
Luego del gran fracaso de Benjamin Button, David Fincher se reivindica totalmente con una película muy atrapante, finamente calculada. Con tiempos muy bien medidos, pasando justamente de lentitud a rapidez, Fincher nos presenta una obra ya galardonada, y por que no uno de los mas fuertes candidatos a hacerse con la estatuilla.
Paralelamente nos encontramos con la que, desde mi perspectiva, es la película mas floja entre las nominadas. Mi Familia (The Kids are All Right) muestra la historia de un matrimonio lésbico, el cual, a través de inseminación artificial, dieron a luz a dos hijos. Llegados a la adultez, los niños (mejor dicho, el hijo, la hija tenia cierta reticencia) deciden buscar al donante. La película, claramente acorde al contexto nacional e internacional de proliferación de la aceptación de las variedades en las relaciones sexuales, muere en lo que presenta. Con buenas actuaciones (varios obtuvieron nominaciones), el argumento cae en el ya demasiado trillado conflicto de la triada amoroso. Intentando ser revolucionario, se olvida de los verdaderos focos de conflicto, de la verdaderas personas introducidas en el eje del conflicto y cuyos debates internos y externos nos interesan, o sea, los niños. Al olvidarlo, focaliza en las relaciones entre los "padres" y peca de simple.
El principal riesgo que corren estas películas es perder la atemporalidad propia de las grandes realizaciones artísticas, pero eso solo el tiempo lo dirá. Quizás el domingo pueda ayudar a su permanencia en el tiempo, o quizás, aun ganando la estatuilla, sera una de las que se olvidaron entre la arena del reloj.
La cenicienta: Winter's Bone
Con muy poco presupuesto, con actores casi desconocidos, Winter's bone nos da una de las mejores experiencias en cuanto a Oscar se refiere.
Aniquilador, frío, deprimente, es como se presenta una parte de Estados Unidos que pareciera no coexistir con la imagen comúnmente representada (o sea, suburbios de ensueño).
Excelentes actuaciones, incluyendo a la novata Jennifer Lawrence, impresionante fotografía, y una musicalización que
ambienta a la narración, hacen a una de las preferidas por el publico
acostumbrado a darle una oportunidad a las producciones que no cuentan
con el apoyo de las grandes corporaciones.
Mas alla de las pocas posibilidades de llevarse el Oscar a Mejor Pelicula,
ya sea por lo poco que atrae al publico una pequeña produccion como
esta, ya sea por no cumplir con las caracteristicas tipicas de las peliculas
a las que estamos acostumbrados, Winter's Bone ha logrado llegar a ser
una de las preferidas de la critica.
La venganza de Cristhian Bale: The Fighter
De la película, poco. Algunas escenas destacables por su método de
filmación al mejor estilo HBO,
representando a la perfección lo que son las trasmisiones de boxeo de
la década de los 90'. No más.
¿Qué lleva entonces a esta película, que no le llega a los talones a Rocky, a
los Oscar?
La fantástica actuación de Cristhian Bale.
Todos lo conocen. Y si no lo conocen es porque ha cambiado tantas veces
su apariencia, adecuándola al
papel. Llegando a pesar solo 45 kilos, convirtiéndose en la mejor
representación de Bruno Díaz,
regresando a un peso menor de lo aceptable, Bale nos vuelve a sorprender
con su capacidad para transformarse físicamente.
martes, 15 de febrero de 2011
Oscar: True Grit
Señoras y señores, el western sigue vivo. Uno de los generos mas despreciados por la academia, sino el mas, vuelve a la vida de la mano de los habilidosos y polifuncionales hermanos Coen.
Como ya nos vienen acostumbrando, este año nuevamente integran la lista de nominados a mejor pelicula, y justamente. Como todo gran director, este dúo nos intentan mostrar su capacidad para navegar por diferentes generos. Habiendo pasado previamente por la comedia, el suspenso y el drama, ahora nos sorprenden con un clasico western.
True Grut es la remake de la pelicula realizada a finales de los 60', protagonizada por el inmorgtal John Wayne, y ambas se basaron en la novela homónima de Charles Portis. Los Coen han intentado serles fieles a la obra de Portis, a diferencia de Henry Hathaway (director de la version del 69'), por lo que focalizaron la narracion en el personaje de Mattie Ross, a diferencia de la anterior pelicula la cual lo hace en Rooster Cogburn. Tambien vemos la creacion de un ambiente mucho mas oscuro, mucho mas desagradale del viejo oeste. La vision de los Coen corresponde al original. Hathaway habia mantenido el verosimil legitimado en la decada del 60' del lejano oeste (hombres fuertes, masculinidad predominante, mujeres pasivas y sumisas, valentía, cowboys considerablemente "limpios" y pulcros, etc.). Esto hace uno de los elementos interesantes de la película.
Por otra parte, los Coen conformaron uno de los pocos Western que se digna a mostrarnos un personaje femenino con personalidad tradicionalmente asignado al personaje masculino. La joven se muestra valiente, enfrentando los mismos pesares, y por momentos mayores, que los hombres, combatiendo mano a mano con ellos, encontrandose reiteradas veces en medio de la zona de fuego, algo que rompe con lo cotidiano, donde la mayoria de las mujeres eran o prostitutas o sirvientas del hombre.
En cuanto al reparto original, los hermanos Coen nos brindan actores que ya son asiduos integrantes de sus películas. Por un lado tenemos al ultimo ganador y actual nominado al oscar a mejor actor , Jeff Bridges, haciendo una gran representación de Rooster, utilizando un acento sureño que pareciera que lo acompaño durante toda su vida. Por otro lado, Josh Brolin, quien hace su segundo trabajo junto a los directores después de la múltiple galardonada No country for old man, y Matt Damon cumplen con su parte, acompañando la figura de Bridges. En el otro lado, la otra columna vertebral actoral del film es la joven e "inexperta" Hailee Steinfeld sorprendiendo a todos con un papel que le valió la nominación a mejor actriz secundaria, y para muchos va a derivar en la victoria de la estatuilla.
Esta película rompe con lo que últimamente nos vienen ofreciendo este dúo de directores, lo cual decepciona a muchos que estbamos esperando por otra A serious man, pero es exactamente porque ese es el objetivo. Los Coen se propusieron conformar una película western, con todo lo que eso incluye, saliendo de los últimos giros y ambientaciones oscuras que caracterizaron a los western mas novedoso (Véase Los Imperdonables de Clint Eastwood) con muy buenos resultados tanto en las taquillas como en las premiaciones. Pero aquí no se busca aggiornar obras de un genero de antaño con características actuales, sino regresar a la base del mismo. Y los Coen lo hacen con creces.
puntaje: 9/10
Como ya nos vienen acostumbrando, este año nuevamente integran la lista de nominados a mejor pelicula, y justamente. Como todo gran director, este dúo nos intentan mostrar su capacidad para navegar por diferentes generos. Habiendo pasado previamente por la comedia, el suspenso y el drama, ahora nos sorprenden con un clasico western.
True Grut es la remake de la pelicula realizada a finales de los 60', protagonizada por el inmorgtal John Wayne, y ambas se basaron en la novela homónima de Charles Portis. Los Coen han intentado serles fieles a la obra de Portis, a diferencia de Henry Hathaway (director de la version del 69'), por lo que focalizaron la narracion en el personaje de Mattie Ross, a diferencia de la anterior pelicula la cual lo hace en Rooster Cogburn. Tambien vemos la creacion de un ambiente mucho mas oscuro, mucho mas desagradale del viejo oeste. La vision de los Coen corresponde al original. Hathaway habia mantenido el verosimil legitimado en la decada del 60' del lejano oeste (hombres fuertes, masculinidad predominante, mujeres pasivas y sumisas, valentía, cowboys considerablemente "limpios" y pulcros, etc.). Esto hace uno de los elementos interesantes de la película.
Por otra parte, los Coen conformaron uno de los pocos Western que se digna a mostrarnos un personaje femenino con personalidad tradicionalmente asignado al personaje masculino. La joven se muestra valiente, enfrentando los mismos pesares, y por momentos mayores, que los hombres, combatiendo mano a mano con ellos, encontrandose reiteradas veces en medio de la zona de fuego, algo que rompe con lo cotidiano, donde la mayoria de las mujeres eran o prostitutas o sirvientas del hombre.
En cuanto al reparto original, los hermanos Coen nos brindan actores que ya son asiduos integrantes de sus películas. Por un lado tenemos al ultimo ganador y actual nominado al oscar a mejor actor , Jeff Bridges, haciendo una gran representación de Rooster, utilizando un acento sureño que pareciera que lo acompaño durante toda su vida. Por otro lado, Josh Brolin, quien hace su segundo trabajo junto a los directores después de la múltiple galardonada No country for old man, y Matt Damon cumplen con su parte, acompañando la figura de Bridges. En el otro lado, la otra columna vertebral actoral del film es la joven e "inexperta" Hailee Steinfeld sorprendiendo a todos con un papel que le valió la nominación a mejor actriz secundaria, y para muchos va a derivar en la victoria de la estatuilla.
Esta película rompe con lo que últimamente nos vienen ofreciendo este dúo de directores, lo cual decepciona a muchos que estbamos esperando por otra A serious man, pero es exactamente porque ese es el objetivo. Los Coen se propusieron conformar una película western, con todo lo que eso incluye, saliendo de los últimos giros y ambientaciones oscuras que caracterizaron a los western mas novedoso (Véase Los Imperdonables de Clint Eastwood) con muy buenos resultados tanto en las taquillas como en las premiaciones. Pero aquí no se busca aggiornar obras de un genero de antaño con características actuales, sino regresar a la base del mismo. Y los Coen lo hacen con creces.
puntaje: 9/10
sábado, 12 de febrero de 2011
Oscar: Inception
La pelicula de hoy es la última producción del reconocido director Cristopher Nolan.
Después de una serie de superproducciones (Batman inicia, Batman el caballero de la noche), y películas para recordar (Memento), Nolan nos presenta la obra que le ha llevado mas tiempo prepararla (mas de dos años), y se nota.
De la mano de un presupuesto millonario, de un equipo de efectos especiales digno de los oscar y de un argumento complejamente preparado, la película se presenta como una de las de mas arduo trabajo de este año.
Siguiendo la linea de Avatar y Matrix, la ultima gran producción de ciencia ficción se muestra impecable en cuanto a efectos se refiere. Juegos con la gravedad, entornos y sonidos propios de un contexto belico, hacen a un show audiovisual impactante. Es así como vemos una lluvia de adrenalina que cae sobre el espectador sin manera de evitarlo.
De la mano también de un elenco inteligentemente convocado, contando con la presencia de Leonardo Di Caprio, quien reafirma la evolución actoral que viene desarrollando en los últimos años (Infiltrados); un resucitado Tom Berenger, dándole el gusto a los fanáticos que tanto extrañábamos verlo en una superproducción como esta; un exquisito Ken Watanabe (esto si ya es costumbre); la explocion de Tom Hardy y Joseph Gordon-Levitt, quienes andaban necesitando un papel como este para darle un "salto de calidad" a sus carreras; una muy adecuada actuación de Marion Cotillard, haciéndole honor a su oscar; y una convocante, pero por momentos inexpresiva Ellen Page; la columna vertebral de la película se fortalece sostenida por este conjunto de personas.
El argumento, complejo a ultranza, podría haber sido narrado de dos maneras, apelando a una intertextualidad en el espectador, de manera tal que encontraríamos agujeros de información constantes pero llenados por quien este en condiciones de hacerlo, o de la manera en que se lo hizo. La historia, al poseer un marco teórico de tal magnitud, se pierde en la explicación. El enunciatario construido es claramente desconocedor de las teorías psicológicas que hacen a la película, por lo que, contante y por momentos agotadoramente, nos encontramos con explicaciones que justifican los hechos ocurridos. Esta critica parte de la consideración de que, si la película se hubiese presentado de la manera adversa, o sea, obviando justificaciones, no estaríamos hablando ahora de una superproducción como la que es, recibida con alabanzas generalizadas. Como lo que suele ocurrir con las producciones que van dirigidas un segmento de los espectadores, poseedores de un cierto capital sociocultural determinado, los demás, externos a esta "élite de conocimiento" rechaza la película por su complejidad.
La decisión tomada no es criticada, acepto que era necesario contar una otra vez por que ocurrían los hechos para brindar al espectador medio la información necesaria para comprender la película, pero, por la misma razón, la obra cae en las muchas veces injustificadas e inverosímiles explicaciones.
De todas maneras, la película posee tal magnitud de adrenalina, atrapa de tal manera, y posee un argumento extremadamente interesante, que hace que nos encontramos con una de las posibles ganadoras de Oscar de este año.
Puntaje: 9/10
Después de una serie de superproducciones (Batman inicia, Batman el caballero de la noche), y películas para recordar (Memento), Nolan nos presenta la obra que le ha llevado mas tiempo prepararla (mas de dos años), y se nota.
De la mano de un presupuesto millonario, de un equipo de efectos especiales digno de los oscar y de un argumento complejamente preparado, la película se presenta como una de las de mas arduo trabajo de este año.
Siguiendo la linea de Avatar y Matrix, la ultima gran producción de ciencia ficción se muestra impecable en cuanto a efectos se refiere. Juegos con la gravedad, entornos y sonidos propios de un contexto belico, hacen a un show audiovisual impactante. Es así como vemos una lluvia de adrenalina que cae sobre el espectador sin manera de evitarlo.
De la mano también de un elenco inteligentemente convocado, contando con la presencia de Leonardo Di Caprio, quien reafirma la evolución actoral que viene desarrollando en los últimos años (Infiltrados); un resucitado Tom Berenger, dándole el gusto a los fanáticos que tanto extrañábamos verlo en una superproducción como esta; un exquisito Ken Watanabe (esto si ya es costumbre); la explocion de Tom Hardy y Joseph Gordon-Levitt, quienes andaban necesitando un papel como este para darle un "salto de calidad" a sus carreras; una muy adecuada actuación de Marion Cotillard, haciéndole honor a su oscar; y una convocante, pero por momentos inexpresiva Ellen Page; la columna vertebral de la película se fortalece sostenida por este conjunto de personas.
El argumento, complejo a ultranza, podría haber sido narrado de dos maneras, apelando a una intertextualidad en el espectador, de manera tal que encontraríamos agujeros de información constantes pero llenados por quien este en condiciones de hacerlo, o de la manera en que se lo hizo. La historia, al poseer un marco teórico de tal magnitud, se pierde en la explicación. El enunciatario construido es claramente desconocedor de las teorías psicológicas que hacen a la película, por lo que, contante y por momentos agotadoramente, nos encontramos con explicaciones que justifican los hechos ocurridos. Esta critica parte de la consideración de que, si la película se hubiese presentado de la manera adversa, o sea, obviando justificaciones, no estaríamos hablando ahora de una superproducción como la que es, recibida con alabanzas generalizadas. Como lo que suele ocurrir con las producciones que van dirigidas un segmento de los espectadores, poseedores de un cierto capital sociocultural determinado, los demás, externos a esta "élite de conocimiento" rechaza la película por su complejidad.
La decisión tomada no es criticada, acepto que era necesario contar una otra vez por que ocurrían los hechos para brindar al espectador medio la información necesaria para comprender la película, pero, por la misma razón, la obra cae en las muchas veces injustificadas e inverosímiles explicaciones.
De todas maneras, la película posee tal magnitud de adrenalina, atrapa de tal manera, y posee un argumento extremadamente interesante, que hace que nos encontramos con una de las posibles ganadoras de Oscar de este año.
Puntaje: 9/10
jueves, 10 de febrero de 2011
Oscar: Toy Story 3
Llegó el momento de la animada de este año.
Desde que los Oscar pasaron a tener diez producciones nominadas para Mejor Película, en lugar de las tradicionales cinco, se ha convertido en costumbre dejar un espacio para una animada, lo cual abre puertas a un nuevo debate. ¿Integrar la lista de nominadas a Mejor Película, no hace que quede implícito que ganará la categoría de Mejor Película Animada, para la cual también está nominada? Por ahora ha ocurrido precisamente eso. Toda película nominada a Mejor Película resultó ser la Mejor Película Animada. Entonces, ¿no se convierte en algo redundante pertenecer a ambas categorías? Además, la categoría Mejor Película Animada habla de un tipo especifico de realización cinematográfica (la cual consiste, como bien dice el nombre, en el uso de técnicas de animación), entonces, ¿no deberían tener una categoría las demás formas de realización?
La existencia de la categoría Mejor documental contradice la ultima nombrada, ya que el documental es un género (genera condiciones de previsibilidad en distintas áreas de producción e intercambio cultural, siendo definido tanto por características retoricas, temáticas y enunciativas) pero la película animada no (a pesar de que cumple con características retoricas constantes, tanto las temáticas como las enunciativas varían, y las condiciones de previsibilidad no son permanentes). Entonces, las categorías previamente nombradas ¿diferencian géneros, o tipos de realización fílmica? y si es formas de producción ¿Deberían incluirse demás formas como categoría?
Más allá de ese pequeño inicio de debate, voy a focalizar en la película previamente nombrada.
Toy Story, con su tercera, y muy probablemente última aparición, cierra un círculo que había comenzado hace más de diez años (1995). Seguramente estamos hablando de una de las trilogías más taquilleras y más fieles a su público de la historia. ¿Qué la ha convertido en esto?
La trilogía Toy Story comenzó apuntando directamente a un público infantil. La historia, mas allá de las posibles asociaciones que cualquiera podría hacer con respecto a su infancia, apelaba a personas en esas mismas condiciones, o sea, niños con juguetes. La identificación principal para con el personaje poseedor de los muñecos la realizaban los niños que, en su realidad, poseían juguetes y realizaban acciones similares.
Con el pasar del tiempo, los espectadores iniciales de la saga crecieron, por lo que los realizadores buscaron conservarlos como tales a través de la modificación de los argumentos. A pesar de que la forma narrativa y el estilo se conservaba, la introducción de problematicas mas complejas, propias de jóvenes adultos, marcaba diferencia. Para quienes no lo recuerden, mientras la primera película narraba la competición entre dos personajes por la atención de su dueño (pelea que tranquilamente se podría ver reflejada en el combate eterno entre hermanos para captar el interés de los padres), la segunda entrega presenta la toma de decisión ante una encrucijada, abandonar un entorno por otro que presenta mejores posibilidades (universidad) o permanecer en el hogar, comparable con el pesar de miles y miles de estadounidenses en el momento de decidir si parten a una universidad en diferente estado, alejándose de sus seres queridos, o permanecen en una cercana donde las posibilidades y cualidades de la misma quizás son menores pero el contacto con personas cercanas permanece .
La tercera película continua este desarrollo, y mantiene la formula que ha desarrollado en ambas entregas anteriores. Nuevamente encontramos personajes dulces, cariñosos, juguetes reconocibles por el publico mundial en medio de aventuras contra un/os malvado/s claramente definidos.
¿Qué cambia en esta nueva entrega en comparación a las anteriores? Nada, superficialmente. Toy Story muestra la problemática final para un público compuesto por infantes, y adultos que previamente habían disfrutado de las primeras producciones. Ahora el argumento presenta el abandono del hogar, la separación definitiva con los seres queridos, con un final desgarrador cercano a la muerte. Aclarar las analogías esta de mas.
Queda más que claro que, esta última entrega, fiel a un público expectante de la misma fórmula pero con un argumento adecuado para su desarrollo, cumple con lo prometido. Se le podrá criticar lo reiterativo de ciertas características durante las tres películas, y puede ser que nos quedemos con las ganas de algo un poco mas novedosos, pero la película cumple.
Resaltamos finalmente las numerosas referencias a películas, perceptible en el film. Maravilloso.
Puntaje: 9.5/10
martes, 8 de febrero de 2011
É un giorno tristisimo... Cristian U, entre el juego y las realidades.
Y se fue. Finalmente fue. Las predicciones eran múltiples, y aunque muchos no lo crean (por la supuesta trivialidad del programa), las emociones también.
Mas allá de las opiniones diferenciales, algo se imponía sin lugar a dudas y era la atención que atraía esta persona. Sea de opositores, sea de "hinchas", las miradas estaban colocadas sobre un solo jugador.
Esa es la palabra clave de esta nota. Jugador.
Una oposición se ha conformado entre los seres externos a la realidad de la casa, y los internos. Después de tantas idas y vueltas, planteamientos, teorías, suposiciones y debates (muchos de ellos retomados y renovados) acerca de la representación (o no) de la realidad por parte de la vida en la casa de Gran Hermano, el primer balance muestra que, a pesar de las supuestas similitudes encontradas por Rial, una diferencia sobresale, y es la consideración del jugador.
Cuando nos referimos al jugador estamos hablando de una persona con un supuesto trastorno compulsivo, reconocido por la organización mundial de la salud (OMS). O sea, para la cultura dominante, esta característica es considerada un malestar, una anomalía que necesita y que debe ser reprimida y eliminada. Por eso mismo, el estado conforma múltiples aparatos de represion, y por que no, de adiestramiento (ej. grupos de apoyo, rehabilitación, etc.). Sin querer entrar en los múltiples planteamientos de Foucault, que de por si son mas que recomendables, permanecemos en la dimensión micro de este caso particular.
Dentro de la casa de gran hermano, Cristian atraía las criticas de la mayoría de sus compañeros, salvaguardando a su grupo mas allegado. ¿La razón de las mismas? su constante y obsesivo interés por el motivo principal que los llevo a encerrarse en una casa durante tanto tiempo, el leitmotiv del programa mismo, ganar. Pareció que esa cualidad conllevaba el malestar de los demás. A pesar de lo contradictorio en las intenciones de los diferentes participantes, y las diferentes hipótesis que pueden surgir en cuanto a tácticas se refiere, no hay duda que la queja al jugador participante de un juego, por su cualidad de jugador, parece irónico. Muchas cosas se le puede criticar al discurso, por momento contradictorio, de los panelistas opinólogos del programa, pero el reconocimiento llega en el momento de hacer hincapié en la manera de referirse al programa. "es un juego", muchas veces se ha escuchado.
Pareciera que, repito mas allá de las tácticas que pudiesen emplear los participantes, no comprendieron el carácter lúdico del mismo. En una primera instancia, pensaríamos que los integrantes de la casa reconocen la característica de Cristian como una irregularidad, por lo que pretenderían modificarla o eliminarla/o, como buenos pertenecientes e influenciados por la ideología dominante. Pero algo extraño ocurre en el momento de contraponerlo con su paralelo externo. Las personas ajenas a la casa, representadas a través de un voto semanal (sin contar los múltiples foros y centros de debate a través de la web y otras mediatizaciones), parecen discrepar con la critica hacia el juego compulsivo, y no solo eso, sino que lo incentivan. ¿Como es esto posible? me pregunto como simple espectador. ¿Como es posible que nos encontremos ante tal oposición. ¿Es esto un movimiento contracultural? Pareciera que no. ¿O acaso estamos en un cambio, superficial por supuesto, en el que las adicciones son felicitadas?
Mas allá de las múltiples hipótesis que puedan surgir, de algo no queda duda, el personaje que mas atraía la atención (a mi inclusive) se ha ido. Esperemos que vuelva.
Mas allá de las opiniones diferenciales, algo se imponía sin lugar a dudas y era la atención que atraía esta persona. Sea de opositores, sea de "hinchas", las miradas estaban colocadas sobre un solo jugador.
Esa es la palabra clave de esta nota. Jugador.
Una oposición se ha conformado entre los seres externos a la realidad de la casa, y los internos. Después de tantas idas y vueltas, planteamientos, teorías, suposiciones y debates (muchos de ellos retomados y renovados) acerca de la representación (o no) de la realidad por parte de la vida en la casa de Gran Hermano, el primer balance muestra que, a pesar de las supuestas similitudes encontradas por Rial, una diferencia sobresale, y es la consideración del jugador.
Cuando nos referimos al jugador estamos hablando de una persona con un supuesto trastorno compulsivo, reconocido por la organización mundial de la salud (OMS). O sea, para la cultura dominante, esta característica es considerada un malestar, una anomalía que necesita y que debe ser reprimida y eliminada. Por eso mismo, el estado conforma múltiples aparatos de represion, y por que no, de adiestramiento (ej. grupos de apoyo, rehabilitación, etc.). Sin querer entrar en los múltiples planteamientos de Foucault, que de por si son mas que recomendables, permanecemos en la dimensión micro de este caso particular.
Dentro de la casa de gran hermano, Cristian atraía las criticas de la mayoría de sus compañeros, salvaguardando a su grupo mas allegado. ¿La razón de las mismas? su constante y obsesivo interés por el motivo principal que los llevo a encerrarse en una casa durante tanto tiempo, el leitmotiv del programa mismo, ganar. Pareció que esa cualidad conllevaba el malestar de los demás. A pesar de lo contradictorio en las intenciones de los diferentes participantes, y las diferentes hipótesis que pueden surgir en cuanto a tácticas se refiere, no hay duda que la queja al jugador participante de un juego, por su cualidad de jugador, parece irónico. Muchas cosas se le puede criticar al discurso, por momento contradictorio, de los panelistas opinólogos del programa, pero el reconocimiento llega en el momento de hacer hincapié en la manera de referirse al programa. "es un juego", muchas veces se ha escuchado.
Pareciera que, repito mas allá de las tácticas que pudiesen emplear los participantes, no comprendieron el carácter lúdico del mismo. En una primera instancia, pensaríamos que los integrantes de la casa reconocen la característica de Cristian como una irregularidad, por lo que pretenderían modificarla o eliminarla/o, como buenos pertenecientes e influenciados por la ideología dominante. Pero algo extraño ocurre en el momento de contraponerlo con su paralelo externo. Las personas ajenas a la casa, representadas a través de un voto semanal (sin contar los múltiples foros y centros de debate a través de la web y otras mediatizaciones), parecen discrepar con la critica hacia el juego compulsivo, y no solo eso, sino que lo incentivan. ¿Como es esto posible? me pregunto como simple espectador. ¿Como es posible que nos encontremos ante tal oposición. ¿Es esto un movimiento contracultural? Pareciera que no. ¿O acaso estamos en un cambio, superficial por supuesto, en el que las adicciones son felicitadas?
Mas allá de las múltiples hipótesis que puedan surgir, de algo no queda duda, el personaje que mas atraía la atención (a mi inclusive) se ha ido. Esperemos que vuelva.
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