Llegó el momento de la animada de este año.
Desde que los Oscar pasaron a tener diez producciones nominadas para Mejor Película, en lugar de las tradicionales cinco, se ha convertido en costumbre dejar un espacio para una animada, lo cual abre puertas a un nuevo debate. ¿Integrar la lista de nominadas a Mejor Película, no hace que quede implícito que ganará la categoría de Mejor Película Animada, para la cual también está nominada? Por ahora ha ocurrido precisamente eso. Toda película nominada a Mejor Película resultó ser la Mejor Película Animada. Entonces, ¿no se convierte en algo redundante pertenecer a ambas categorías? Además, la categoría Mejor Película Animada habla de un tipo especifico de realización cinematográfica (la cual consiste, como bien dice el nombre, en el uso de técnicas de animación), entonces, ¿no deberían tener una categoría las demás formas de realización?
La existencia de la categoría Mejor documental contradice la ultima nombrada, ya que el documental es un género (genera condiciones de previsibilidad en distintas áreas de producción e intercambio cultural, siendo definido tanto por características retoricas, temáticas y enunciativas) pero la película animada no (a pesar de que cumple con características retoricas constantes, tanto las temáticas como las enunciativas varían, y las condiciones de previsibilidad no son permanentes). Entonces, las categorías previamente nombradas ¿diferencian géneros, o tipos de realización fílmica? y si es formas de producción ¿Deberían incluirse demás formas como categoría?
Más allá de ese pequeño inicio de debate, voy a focalizar en la película previamente nombrada.
Toy Story, con su tercera, y muy probablemente última aparición, cierra un círculo que había comenzado hace más de diez años (1995). Seguramente estamos hablando de una de las trilogías más taquilleras y más fieles a su público de la historia. ¿Qué la ha convertido en esto?
La trilogía Toy Story comenzó apuntando directamente a un público infantil. La historia, mas allá de las posibles asociaciones que cualquiera podría hacer con respecto a su infancia, apelaba a personas en esas mismas condiciones, o sea, niños con juguetes. La identificación principal para con el personaje poseedor de los muñecos la realizaban los niños que, en su realidad, poseían juguetes y realizaban acciones similares.
Con el pasar del tiempo, los espectadores iniciales de la saga crecieron, por lo que los realizadores buscaron conservarlos como tales a través de la modificación de los argumentos. A pesar de que la forma narrativa y el estilo se conservaba, la introducción de problematicas mas complejas, propias de jóvenes adultos, marcaba diferencia. Para quienes no lo recuerden, mientras la primera película narraba la competición entre dos personajes por la atención de su dueño (pelea que tranquilamente se podría ver reflejada en el combate eterno entre hermanos para captar el interés de los padres), la segunda entrega presenta la toma de decisión ante una encrucijada, abandonar un entorno por otro que presenta mejores posibilidades (universidad) o permanecer en el hogar, comparable con el pesar de miles y miles de estadounidenses en el momento de decidir si parten a una universidad en diferente estado, alejándose de sus seres queridos, o permanecen en una cercana donde las posibilidades y cualidades de la misma quizás son menores pero el contacto con personas cercanas permanece .
La tercera película continua este desarrollo, y mantiene la formula que ha desarrollado en ambas entregas anteriores. Nuevamente encontramos personajes dulces, cariñosos, juguetes reconocibles por el publico mundial en medio de aventuras contra un/os malvado/s claramente definidos.
¿Qué cambia en esta nueva entrega en comparación a las anteriores? Nada, superficialmente. Toy Story muestra la problemática final para un público compuesto por infantes, y adultos que previamente habían disfrutado de las primeras producciones. Ahora el argumento presenta el abandono del hogar, la separación definitiva con los seres queridos, con un final desgarrador cercano a la muerte. Aclarar las analogías esta de mas.
Queda más que claro que, esta última entrega, fiel a un público expectante de la misma fórmula pero con un argumento adecuado para su desarrollo, cumple con lo prometido. Se le podrá criticar lo reiterativo de ciertas características durante las tres películas, y puede ser que nos quedemos con las ganas de algo un poco mas novedosos, pero la película cumple.
Resaltamos finalmente las numerosas referencias a películas, perceptible en el film. Maravilloso.
Puntaje: 9.5/10
Es genial, a tal punto que es una de las dos o tres peliculas que me hizo llorar en toda mi vida. Con el final obviamente, creo que todos podemos sentirnos identificados
ResponderEliminarEse es el fede sensible que todos queremos!
ResponderEliminarLa verdad que si, para llorar el final.